martes, 14 de septiembre de 2010

BiCente-Nar(o

En la víspera de la celebración de los 200 años de nuestra Independencia y 100 años de haberse realizado la Revolución, me hago las siguientes cuestiones: podemos jactarnos de ser un país completamente libre y soberano en toda la extensión de la palabra ??? cuando nos sentimos obligados a permancer en casa por evitar cualquier tipo de riesgo; podemos sentirnos orgullosos de pertencer a este territorio tan rico en naturaleza y... creo que sólo eso; qué pretendemos celebrar éste 16 de septiembre, qué grito vamos a proclamar ??? y podría continuar indefinidamente, pero de nada sirve compartir tantas quejas, sólo quiero compartir mi humilde punto de vista.
Me acongoja el reconocer que estamos sumergidos en un país en donde el Gobierno y el Estado de Derecho, no dista mucho de aquéllos tiempos en que la Anarquía era lo sustentable, sumergidos en el temor, de ser víctimas de la delincuencia organizada, de presenciar actos terroristas sin precedentes en nuestro territorio, porque dicho sea de paso, eso de desmembrar delincuentes y degollar muchos más, eso sí, es un acto de remembranza de los años 1810, 1910, por citar algunos, en eso si están muy ad hoc...
Ahora bien, que sucederá en el corto plazo, cambiará radicalmente nuestra situación actual, un nuevo gobierno será capaz de eliminar de nuestra memoria todo lo que está sucediendo actualmente (y lo que falta), el que viene será mejor... sinceramente la lógica y yo pensamos en la negativa.
Tantas hipótesis que existen, tantos rumores, de tan diversos temas, que pudiera redactarlos, pero total, de que serviría, alimentaría la paranoia, la incertidumbre, y para qué, en fin, pasado mañana, a primera hora, millones de mexicanos estarán dando el "grito" de DOLORes, y primero Dios, sea por júbilo y un poco de alcohol en la sangre....

Sangre, palabra que se ha hecho tan común en éste, nuestro México Rojo; porque ese es el color que hoy inunda nuestro lábaro patrio, el verde y el blanco han sido totalmente teñidos, y no queda rastro de ellos, sólo alcanzo a mirar a mi águila ensangrentada...

Bendito seas México.

viernes, 29 de enero de 2010

Un viaje llamado Servicio Social

Todo comenzó aquél 1 de febrero, posterior al final de nuestro bello internado, que como buenos aspirantes a galenos, tenemos que sufrir para tantos requisitos, en fin; pues seguía el tan mentado SS, del cual unos lo adoraban, otros preferían no recordarlo, para otros tantos estaba olvidado, era mi hora de experimentarlo, y ver de que se trataba en realidad, para lo cual, la SSA nos otorgó una inigualable "capacitación" con la misma calidad que después me di cuenta que era el sello distintivo de todo programa y actividad impartida por dicha institución, ergo, un fiasco.
En realidad había escogido una bonita región, pueblo pintoresco, y tranquilo, no distó mucho de la realidad, sin embargo, la hospitalidad no entraba en sus costumbres, así pues dió inicio a mi año de "requisito" u obligación a la sociedad/gobierno, que nunca entendí que le debía al pueblo cuando de nuestros propios bolsillos nos dimos tan bella profesión, de cualquier manera ahí estábamos, ignorantes ante todo, pero con la valentía, disposición y lucha que nos caracteriza.

Todo fué paso a paso, conociendo de a poco todos los programas para la salud tan perfecta y divinamente concebidos... no tuvo que pasar ni una semana para darse cuenta que íbamos a terminar odiándolos, y no es para menos, tan faltos de lógica, inútiles estadísticamente pero indispensables para el cumplimiento.
Corrí con mucha suerte, puedo decir que (aparentemente) fuí el único pasante que fue asignado a la modalidad de jornada acumulada, esto es, trabajar fines de semana y días festivos, sin duda acepté, pese a que sabía que me iba a perder muchos eventos sociales, sin embargo, valía la pena. Así pues, trabajamos todos y cada uno de los fines y puentes (tan comunes en nuestro país) y me adapté.
Me fue bien en general, caí bien, y la gente me esperaba, no sé si fue bueno, hubo días en que daba más de 35 consultas en 12 horas de turno, y así seguía y seguía, me levantaban en la madrugada, para sus "urgencias" sentidas, por ejemplo, "dotor, ay disculpe que lo despierte, pero es que traigo una tos que no se me quita desde hace una semana..." ó, "buenos días dotor [3:40am] pos vengo a que revise estas radiografías que me tomaron el otro día, a ver si tan bien...y porque viene a estas horas, pos porque ahorita no hay gente y me desocupo más temprano... maldición." Cabe señalar que la viejita estaba completamente sana y normal en sus Rx.
Son pocas las situaciones que me aquejaron, en comparacíon de mis otros compañeros, pero pues todos le sufrimos de alguna manera.
En realidad, el tiempo voló para mí, y el año de servicio llegó a su fin, con un poco de estrés, por terminar los reportes finales, y estar a mano con la SSA, todo salió bien, y en retrospectiva, todo el trabajo, esfuerzo, desvelos, al final de cuentas, por míseros 550 quincenales, debo decir, que al recibir tan grande cheque no sabía si guardarlo de recuerdo, o pasar la vergüenza de ir a cobrarlo, me sentía limosnero, siempre los cobré... al final, en mi muy humilde opinión, la mera verdad, no vale la pena, pero bueno, otro detalle más de nuestro sistema rebozante de imperfecciones, estamos atados a la historia, y a las viejas escuelas que lo consideran indispensable, "si nosotros sufrimos, que ellos también..."
Adiós servicio social, trataré de olvidarte, y ahora me toca enfrentar lo que a todo mexicano recién egresado le sucede, contestar a la preguntas: y ahora qué???, por dónde le empiezo...???, de qué voy a vivir...? etcétera, por lo pronto en mi caso, tengo bien definido que me depara, por lo menos, lo que resta del año, no así, el próximo, aunque en gran parte todo depende de mí, y como siempre, del sistema... hasta entonces.

lunes, 18 de enero de 2010

Después de la tormenta...continúa el infierno.

Esto es lo que sucede actualmente con nuestros congéneres del tan lastimado país, olvidado por las grandes sociedades, por los países primermundistas, aquél país que rara vez o en la mayoría, nunca lo escuchamos en nuestra clase de geografía, aquélla isla que en medio de lugares paradisiacos, hoy se encuentra en un estado tan semejante como a un infierno terrenal. Ésta República de Haití, la misma que recibió a Cristóbal Colón en 1492, encontrando aborígenes que no superaban los 300,000; hoy, esa cifra se queda corta con los decesos a causa del terremoto de 7.0 grados Richter que derrumbó no solo estructuras sólidas, sino la "poca" historia que tenían, sus riquezas, la vida misma de Haití, y con esto, quizá, sea la forma que a partir de aquél 12 de enero del 2010, Haití será recordada y jamás olvidada, y no meramente por esa catástrofe de tipo trepidatorio, sino por el abandono sin precedentes de la ONU, ante la incapacidad de contener a tantos sedientos y hambrientos, desesperados por estar embriagados del pútrido olor a muerte y desconsuelo de verse todavía MÁS desgraciados.

Lastimosamente, no se ha llegado al final de esta terrible historia, más bien, es el comienzo de una crónica del desastre, un desastre donde podríamos culpar a la "naturaleza", o tal vez, era el castigo adelantado a la carencia de paciencia y autocontrol de los caribeños, no lo sé...